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11/01/2013 / pergoblog

Amort

D

«Amad a Nuestro Señor y hágase Su Voluntad. Donde anda Dios, el alma debe renunciar a obrar por cuenta propia. Obrad así y permaneced siempre sujeto a la voluntad del Amado y a la Jurisdicción de su poder. Desechad vuestras preocupaciones y abandonad vuestras prácticas habituales, pues se hallan menoscabadas por muchas imperfecciones y hay necesidad de purificarlo todo. ¿Y qué es ese divino Amor y ese Amado a cuya voluntad y poder es necesario que el alma se prosterne? La obra del amor consiste en asolar, destruir, eliminarlo todo, y hacer todo de nuevo, enderezarse otra vez para resucitar. Esto es maravillosamente terrible y dulcemente maravilloso; lo más terrible, lo más deseable, lo más apetecible. A un amor como ése hemos de entregarnos resueltamente. Yo no me sentiré feliz mientras no haya visto que triunfa en Vos de tal manera que os consuma y aniquile.»

Jean-Joseph Surin  Hieronymus Bosch