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23/10/2012 / pergoblog

Frederick Childe Hassam

“Estaba en el centro del estanque, entre la inquietud de los cisnes espantados, una ninfa, una verdadera ninfa, que hundía su carne de rosa en el agua cristalina. La cadera a flor de espuma parecía a veces como dorada por la luz opaca que alcanzaba a llegar por las brechas de las hojas. ¡Ah!, yo vi lirios, rosas, nieve, oro, vi un ideal con vida y forma y oí, entre el burbujeo sonoro de la ninfa herida, como una risa burlesca y armoniosa que me encendía la sangre” (Rubén Darío). FCH